
El pasado 14 de febrero recibí un montón de dulces en una caja con forma de cajetilla Marlboro que al costado decía: Dejar de fumar reduce importantes riesgos para tu salud. Por lo que este producto no contiene tabaco, nicotina, alquitrán, vamos ni siquiera hojas de lechuga.
Recibir dulces en una cajetilla de cigarros a casi quince días que deje de fumar lo pone a uno a pensar sobre las implicaciones del tabaco, no sólo a nivel salud que ya bastante se ha difundido sobre sus efectos nocivos, sino a nivel económico o social. Un excelente ejemplo es la cinta Thank you for smoking (Jason Reitman, 2006) donde se plantea de manera irónica la lucha mediática de las grandes compañías tabacaleras contra la satanización al consumo del tabaco impulsadas por algunos sectores conservadores en aquel país, donde el consumidor final nunca es un fin, siempre es un medio.
La tendencia para reducir el consumo de tabaco es global –como toda la filosofía verde– y en ciudades como Nueva York, París, Roma o Buenos Aires ya se ha legislado para prohibir fumar en lugares cerrados. Desde el enero pasado en la Ciudad de México han comenzado a destabaquearse algunos restaurantes, bares, hoteles que no cumplen con la norma de separación de áreas.
Primero salieron de circulación comerciales de cigarros en televisión, después fueron borrados de las caricaturas de Disney retroactivamente y ahora todo indica que eso de “fumar es un placer, genial, sensual” de Gardel ya no va más y los John Wayne en el cine están destinados a desaparecer.
Los nostálgicos argumentan que esta ley atenta contra la bohemia y la libertad en sí misma; para otros, el espíritu de esta ley se entiende como un derecho conquistado por los futuros ex-fumadores pasivos. ¿debemos estar dispuestos al cambio a pesar de nosotros mismos y nuestra libertad de llenarnos de humo los pulmones?, ¿y los que no fuman que se aguanten? No lo sé, a mi me parece que empezaremos por hacer más fiestas caseras y terminaremos fumando menos de cualquier forma, lo cuál esta bien.
Para terminar y a manera de homenaje pre-mortum le hize una foto a una publicidad destinada a desaparecer, los cerillos de restaurantes, bares y hoteles. Mi souvenir favorito.