lunes, 23 de julio de 2007

En defensa de la mentira

Desaparecidos (version perliminar)


Al trabajo del comunicador con frecuencia se le divide tajantemente en ficción o documental, si se tratase del primer caso se dice que es un artista y en el segundo se trata de un documentalista. Ya desde el siglo XIX la comunidad literaria europea se debatía entre realistas y románticos sin llegar a ningún acuerdo. Escritores como Oscar Wilde condenaban el arte realista de su época y defendían a la mentira, es decir, la ficción como arte, ciencia y placer social.

En pleno siglo XXI el debate no puede estar más vigente, lo mismo sucede para el escritor, el cineasta, el reportero o el fotógrafo. Concretamente, en la fotografía –concebida para retratar la realidad– el debate entre la ficción y documento nunca ha desaparecido, desde Robert Capa en el Soldado republicando herido de muerte hasta el absurdo en la obra de David Lachapelle.

En realidad, arte y documento no son incompatibles, como tampoco lo son información y discurso, basta con observar la fotografía de nota roja en los diarios mexicanos de principios de siglo que reconstruían escenas para ilustrar las notas como el asalto a un banco o una pelea en un bar.

Es mentira que la fotografía construida –todas lo son en mayor o menor medida– sea exclusiva de la publicidad o la moda, también es un discurso, una editorial o una columna. Percibir una idea a través de una imagen, en un vistazo, es el lenguaje con que nacimos, nosotros, los posmodernos.
Esta es la idea fundamental que guía mi investigación de tesis y mi siguiente proyecto fotográfico, un trabajo que busca retratar, reconstruir e informar un tema poco difundido en los mass media y mucho menos en las charlas de sobremesa, me refiero a aquellas personas desaparecidas durante los setenta en América Latina, aquellos que todavía hoy reclaman sus familiares.
Espero mostrarlo pronto y que la imagen hable más que mil palabras.

6 comentarios:

Alma dijo...

Suena muy interesante, estaría padre que nos vayas dando adelantos aquí en tu blog no? es una idea... por cierto, me gusta mucho lo extremo de David Lachapelle... besitos y nos seguimos leyendo.

Iván Islas (1976) dijo...

Umberto Eco dice que la semiótica estudia a la mentira, todo lo que sirve para mentir. En realidad estaríamos hablando de nuestra naturaleza simbólica. Evocar algo que no está, no es acaso una mentira?
Saludos.

Idalia dijo...

Me parece muy bien Paco. Aunque quisiera preguntarte en primera a qué llamas tú eso de que somos "posmodernos", ¿en qué parte de la historia de la fotografía ha terminado su modernidad? No sé, creo que una de las cosas más importantes de la fotografía y que creo alarmantes es que la fotografía digital ha borrado las marcas que dejaban las fotografías normales. Para la historia la fotografía siempre ha sido un gran recurso para enterarnos de rituales, de vida cotidiana, en fin, ejemplos hay muchos, basta leer un poco del libro de Barthes en donde viene mucho de esto que te digo. En donde pienso que hay una ruptura es la fotografía digital, en las fotorgafías que son al mismo tiempo el negativo y que no tiene marcas de una época, porque estás son modificadas todo el tiempo. ¿Cuáles serían las marcas que definen la fotografía ahora? Creo que se pueden hacer nuevas lecturas, pero ya no se podrán tener los mismos indicios de las lecturas que se hacen de las fotografías viejas, las que están en papel fotográfico, y no hablo tanto de la verdad, que es relativa en todo momento, pero qué pasa con sus reflejos de lo real, de lo que hace al ser humano, gestos que ahora pueden ser modificados y que no dirán ya nunca lo que fueron, esa es una ventaja de las fotografías viejas. Tal vez en esa parte podrías llamar a la posmodernidad porque hay un quiebre, la pregunta es si ese quiebre desmorona o abre una puerta a otra cosa, pero si esa cosa es una nueva etapa de la foto que precisamente hace que la fotografía sea mejor, entonces seguimos en la modernidad. Creo que no debemos meternos con términos que escarbando un poco son sólo una moda.

Edgar Rodriguez dijo...

La mentira, la bendita mentira, tan hermosa cuando su proposito es mostrarnos que no hay limites para la imaginación, tan profundamente cruel cuando oculta la verdad necesaria como es el caso de los documentales que mencionas. ¿Qué pasó con toda esa gente? ¿Dónde esta? sin afan de ponernos dramáticos me recordo la cansion de Ruben Blades "Los desparecidos"
un saludo...
a ver cuando nos topamos otra vez, no desaparesca che!

pACO dijo...

- Agrego una foto "piloto" al proyecto.

- Mentir(ficcionar)no quiere decir engañar, tan sólo aceptar que no hay verdad, ni se puede ser del todo realista.

- La foto digital sí que marca una quiebre en la fotografía tal como la conocíamos, para muchos destruirá el sentido "real" de la imagen análoga y para otros es sólo amplia las posibilidades craetivas más allá del disparador. Lo cierto es que todas, análogas o digitales, son manipulables. La credibilidad radica en el fotógrafo o el medio según el caso.

- No se porque califcar algo de "posmoderno", no se si alguien podría definirlo, cómo situar nuestro momento histórico estando dentro del mismo.

- ¿Cómo se hace justicia histórica? ¿Encerrando a Echeverría? Puede ser, puede que no sirva de nada. Creo que la única forma, lo mínimo indispensable, es al menos decir qué pasó. ¿Han visto la peli alemana La vida de los otros? Esta guena!

Iván Islas (1976) dijo...

Olvidé apuntar algo a propósito de tu fotografía. Un asunto que ha tratado de manera profunda la tradición retórica ha sido la "verosimilitud", asunto que compete a las cuestiones del discurso persuasivo y al propio discurso artístico, como es el caso de la literatura o el de la fotografía en este caso. Si tu imagen, como la que muestras, no fuera verosímil, no sería oportuna, no entraría ni quiera en esta discusión del mentir y la realidad. Saludos!